05 marzo 2007

Becas MIDEPLAN y la teoría del empate

Por estos días post-festivaleros, ad portas de empezar marzo y todo lo que ello conlleva (entrada a clases, vuelta al trabajo, deudas por montones), se ha empezado a discutir por la prensa sobre la legitimidad del proceso de entrega de la beca Presidente de la República que desde 1981 entrega recursos para estudiar en el extranjero (y en menor medida para estudios de postgrado en Chile).

El debate fue gavillado por la columna de Patricio Navia en La Tercera el domingo 25 de Febrero recién pasado, sobre el alto costo que iba a tener que pagar la Concertación cuando se supiera que de entre los beneficiarios de esta beca se encontraban parientes y amigos de personeros ligados a esta coalición política. Esto, desde luego, ha sido recogido por la oposición que ni tonta ni perezosa aprovecha lo que sea para sacar rentas políticas.

La verdad es que no es ningún misterio que como parte de nuestra cultura asentada desde siempre, los contactos o pitutos siempre han sido una ayuda necesaria (aunque desde mi opinión no suficiente) para obtener ayudas, trabajos, etc. Y es muy probable que en la entrega de estas famosas becas este pequeño “tráfico de influencias” de alguna forma haya funcionado, pero me parece que todo esto es finalmente una tremenda hipocresía. El que esté libre de pecados que lance la primera piedra.

MIDEPLAN, por su parte, como una medida de transparencia ha publicado la lista completa de todos los beneficiarios a partir del año 1981, y la verdad que leyendo estas listas salir en los diarios diciendo que es foco de corrupción es demasiado gratuito. Si el criterio es “apellido de político conocido” entonces nos quedamos bastante cortos, aunque siempre puede haber los amigos de los amigos que uno no conoce por el apellido.

Sin embargo, el foco de la discusión debe radicar en mejorar y perfeccionar, ya sea este beneficio u otro que sea financiado con recursos públicos, de modo que se entreguen a las personas que por sus meritos la merezcan. Junto con esto, la discusión debe orientarse a los objetivos de la Beca, si estos son aun pertinentes y si los beneficiarios de ésta han rendido y retribuido como se esperaba. Lo demás solo es sólo alharaca sin sentido.