30 enero 2007

La maldita revisión técnica

Uno de los hitos de mi vida que vale la pena destacar del año 2006 que ya se fue, es sin duda el inicio de mi vida como automovilista. Después de mucho tiempo, con la idea rondándome en la cabeza, decidí hacer primero el curso ya hace casi tres años, para luego comprarme definitivamente un auto. Mi carrera de chofer ha empezado bien, al principio algo tímido, pero cada vez con más confianza. Debo confesar que manejar realmente es entretenido.

Sin embargo, en estas últimas semanas me ha tocado vivir un poco lo desagradable de tener un carro. Y es lo que tiene que ver con la famosa revisión técnica que todo auto debe tener aprobada para poder circular.

Debo confesar que lo que me motiva a dedicarles líneas a esto es que me han rechazado en dos ocasiones el famoso trámite siendo todo esto una verdadera odisea. Todo parte levantándose muy temprano para ir a una de los pocos talleres autorizados para llevar a cabo esto, y que no está muy cerca de donde vivo, un día a finales de Diciembre con mas de 30°, y donde hay que hacer una buena cola para esperar que lo atiendan. Una vez llegado al punto de revisión, se me pide bajar del auto, y pasar a pagar los poco más de 10 mil pesos que cuesta la gracia.

Y aquí comenzó la pesadilla: faltaba un papel, y lo peor que no lo tenía. Luego de perder toda la mañana para obtener el papel, todo de nuevo, la cola, la espera, el calor, y esta vez los papeles en orden, ¿para qué? Para salir rechazado por dos problemas considerados graves. Y así nada más, después de revisar el auto en todos los aspectos que se consideran como los importantes.

Segunda pata, después de llevar el auto al taller y que éste fuera evaluado, debía sometérsele a varios arreglos para cumplir con la norma. La gracia me salió más de 200 lucas. ¿para qué? Para llevarlo por segunda vez a la revisión.

Voy temprano, en un día de calor aunque esta vez la espera es bastante menor que la vez anterior. ¿Resultado? Nuevamente rechazado. “Es que los niveles de gases en ralentí están todavía sobre la norma”, es decir, cuando el auto esta parado con el motor en marcha todavía echa mas humo del debido…. Noooo!

Vuelta al garaje, a ejercer mi derecho de consumidor como con mucha frecuencia nos recuerda el director del SERNAC (¡que divertido debe ser ese tipo en un carrete! No se ríe con nada, y repite una y otra vez los derechos que consumidores tenemos). Luego de esperar casi una semana para que hicieran unos cambios por aquí y otros por acá, nuevamente partí a la planta de revisión técnica. Por tercera vez.
Esta vez era mediodía, y la cantidad de autos era normal, considerando que ya era fin de mes y muchos como siempre dejan todo para el final. Nuevamente a pagar las casi 10 lucas para esperar algo nervioso el veredicto de las máquinas operadas por los mecánicos de estas plantas que miran casi con desprecio a los varios automovilistas, con un aire casi de deidad. Pero esta vez no se salen con la suya, y mi auto es finalmente aprobado… ¡si! ¡Que alivio! Uno se siente casi como si se hubiese ganado una batalla contra los malos, pero paciencia, ya el próximo nuevamente tendré que preparar las armas y salir al ruedo nuevamente. Y espero no defraudar.