09 marzo 2007

Padre de Familia (The Family Guy)


Este será mi segundo comentario televisivo. La verdad es no soy muy asiduo pegarme a las series de televisión, pero en este último tiempo el DVD me ha dado la posibilidad de ver algunas que cuando las daban en televisión no las pescaba mucho.

Una de ellas es Padre de Familia (Family Guy), serie animada creada por un gringo llamado Seth MacFarlane, que apenas tiene 33 años, y que trata de una familia que a diferencia de muchas sitcoms y series gringas (incluido por cierto Los Simpsons) es absolutamente atípica. Disfuncional sí, para que la cosa tenga gracia, pero rarísima. Una familia donde el padre, Peter, es un gordo que no sirve para nada y que todo lo que hace y dice es una metida de patas; una madre, Lois, abnegada por su familia pero donde nadie parece hacerle mucho caso; Meg, la hija mayor que resume todos los males de las niñas adolescentes; Chris, el segundo hijo de 13 años pero que piensa y habla como si tuviera 5; y finalmente los dos personajes que son para mi el alma de la serie: el perro, Brian, que habla, es intelectual, y adicto a los martinis; y el bebé Stewie, un ser que desde su nacimiento sueña con conquistar el mundo partiendo por liberarse del yugo materno.

La verdad es que la descubrí hace 4 años y me volví adicto. Tengo las 4 temporadas y trato de seguir la 5ª por TV (aunque ya la encargué a Amazon en DVD). Y es que su principal gracia es su descarada irreverencia y humor negro, en que las alusiones de todo tipo, a todo tipo de personajes son la raíz de cada capítulo, si bien confieso que a veces las referencias son a personajes que no siempre conozco. Cada vez que veo un capitulo siento que hay que gente que es capaz de interpretarme en aquello que a uno lo hace reír. Es como sentir que los que escriben cada uno de los capítulo de Family Guy deben ser tipos más o menos parecidos a mi, que se ríen de las mismas tonteras que yo, o que se quieren reír de las mismas cosas de las que yo no me atrevería a reír (esa es la esencia de la irreverencia al fin y al cabo), o que puede ser tan ácido como yo a veces soy.

No sé si tenga la trascendencia de Los Simpsons (al menos su popularidad no la tiene), pero es uno de los pocos aciertos de la tele de los últimos años, desde mi particular punto de vista. Creo que bien vale la pena darle un vistazo.

05 marzo 2007

Becas MIDEPLAN y la teoría del empate

Por estos días post-festivaleros, ad portas de empezar marzo y todo lo que ello conlleva (entrada a clases, vuelta al trabajo, deudas por montones), se ha empezado a discutir por la prensa sobre la legitimidad del proceso de entrega de la beca Presidente de la República que desde 1981 entrega recursos para estudiar en el extranjero (y en menor medida para estudios de postgrado en Chile).

El debate fue gavillado por la columna de Patricio Navia en La Tercera el domingo 25 de Febrero recién pasado, sobre el alto costo que iba a tener que pagar la Concertación cuando se supiera que de entre los beneficiarios de esta beca se encontraban parientes y amigos de personeros ligados a esta coalición política. Esto, desde luego, ha sido recogido por la oposición que ni tonta ni perezosa aprovecha lo que sea para sacar rentas políticas.

La verdad es que no es ningún misterio que como parte de nuestra cultura asentada desde siempre, los contactos o pitutos siempre han sido una ayuda necesaria (aunque desde mi opinión no suficiente) para obtener ayudas, trabajos, etc. Y es muy probable que en la entrega de estas famosas becas este pequeño “tráfico de influencias” de alguna forma haya funcionado, pero me parece que todo esto es finalmente una tremenda hipocresía. El que esté libre de pecados que lance la primera piedra.

MIDEPLAN, por su parte, como una medida de transparencia ha publicado la lista completa de todos los beneficiarios a partir del año 1981, y la verdad que leyendo estas listas salir en los diarios diciendo que es foco de corrupción es demasiado gratuito. Si el criterio es “apellido de político conocido” entonces nos quedamos bastante cortos, aunque siempre puede haber los amigos de los amigos que uno no conoce por el apellido.

Sin embargo, el foco de la discusión debe radicar en mejorar y perfeccionar, ya sea este beneficio u otro que sea financiado con recursos públicos, de modo que se entreguen a las personas que por sus meritos la merezcan. Junto con esto, la discusión debe orientarse a los objetivos de la Beca, si estos son aun pertinentes y si los beneficiarios de ésta han rendido y retribuido como se esperaba. Lo demás solo es sólo alharaca sin sentido.